La adquisición y dominio del lenguaje requieren de un permanente y consciente acercamiento a los procesos conceptuales, lingüísticos, cognitivos y demás, que contribuyan a la potencialización de funciones superiores como la comprensión, la reflexión y el razonamiento.  Cuando se consigue acceder al mundo de la lectura, esta se convierte en un motor para el desarrollo personal y profesional. Del mismo modo la escritura fortalece y desarrolla el lenguaje tanto oral como escrito y contribuye a comprender y reinterpretar el mundo.